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Leche de Vaca

Del Libro “Vida Libre y Natural” de Nuria Aragón Castro (Mandala Ediciones, S.A.) Año 2002

La leche de vaca

Aparte de lo puesto en el recuadro anterior, te quiero comentar una serie de cosas, varias de ellas recopiladas de información ofrecida por Jose Manuel Casado: las vacas lecheras viven 4 años en vez de 20-25 ¿Quieres contribuir a ello? Añadámosle que a casi todas las vacas les inyectan la hormona de crecimiento bovino BGH, provocándoles cojera en un 20% y dañando la calidad de la leche. Sumémosle todos los antibióticos y tranquilizantes que les dan, la cantidad de pesticidas y herbicidas que ingieren con el pasto y el pienso... Me parece que la leche de vaca, poco tiene de leche.

En el ámbito medioambiental, aparte de todos estos inconvenientes se agregan los consecuentes de la elaboración y residuo de los envases, su transporte, conservación y excesivo gasto de papel en mantener una publicidad completamente necesaria para desviar la mirada de la gente con la finalidad de que no se relacione la ingesta de este terrible “alimento” con ciertos problemas de su salud.

Cuando se pasteuriza la leche, ésta sufre diversos cambios físicos y químicos que dificultan la digestión (la caseína se coagula, se destruyen los bacilos del ácido láctico...) por lo que el resultado que nos queda es mas bien un líquido blanquecino que, para más tormento, suelen también esterilizar, homogeneizar o hidrogenar (especie de centrifugado con ciertos daños para nuestra salud cuya finalidad es la de que la grasa no se separe del liquido dividiendo las partículas que más adelante “despistarán” a nuestro organismo. Aquí los ácidos grasos del tipo “trans” son artificiales rivalizando con sus homólogos útiles “cis” bloqueando las cadenas metabólicas importantes y actuando como venenos para nuestro organismo). Si a una vaca que acaba de parir le cogemos la leche y así pura y sin mezcla la pasteurizamos dándosela después a beber a su hijo recién nacido como único alimento, el ternero muere en un plazo máximo de 21 días. ¿Tan difícil es comprender que cuánto más desnaturalizamos las cosas, más daño nos creamos? Este dato me insta a reflexionar sobre muchas cosas. Sobre dónde está el vital alimento. Desde luego, no en el calcio y las proteínas como intentan convencerme (menos aún si estos son inorgánicos en vez de orgánicos). ¿Y si fuese en el amor, en la calidez que transmite la madre a su hijo mediante la tetada? ¿Y si fuese la energía, la luz que existe en cada alimento, el Conocimiento Universal de dicho? Con la pasteurización se destruye la estructura de la leche y por tanto, su geometría, desapareciendo la energía. Si te has saltado el capítulo “Vivir de Luz” me gustaría que, tras leer esto, te animases con él.

Según Casado, el 75% de la población mundial no ha consumido leche antes de la revolución agrícola mostrando con ello que no es ni era un alimento vital.

Cuando “humanitariamente” han entregado botes de leche en polvo a países como Colombia y Guatemala, éstos la han empleado para blanquear sus casas tras descubrir que no servía para nada más dañándoles tremendamente la salud su ingesta. Es muy habitual en esta sociedad consumista en la que vivimos aparentemente humanitaria pero con un gran trasfondo materialista que, creyendo que podemos ayudar a otras personas, dañemos más su situación. Existen numerosas campañas de ayuda al llamado “Tercer Mundo” en las cuales se les envía leche (principalmente en polvo pues es la más dañina, barata y de peor calidad). Al contribuir con estas campañas no sólo perjudicamos la salud de aquellos a los que va dirigida, sino también contribuimos a mantener todo un sistema de manipulación, engaño y daño medioambiental y animal. Cuando en estos países las madres han optado por destetar a sus hijos y ofrecerles dicha leche donada, el paso siguiente de las empresas “benefactoras” es hacer uso de la dependencia adquirida vendiéndoles la leche a costos más elevados de lo que pueden pagar potenciando el sufrimiento e intentando asegurarse una clientela víctima de la confianza en el supuesto “Primer Mundo” y de las leyes del mercado preestablecidas. Nestlé es una de las empresas que hace uso por excelencia de esta especie de marketing. Comprando sus productos colaboramos en sus fines y medios, potenciándolos.

Además, el 90% de las muertes infantiles suceden en niños que ingieren leche embotellada.

Dicen por ahí que el exceso de proteínas en las dietas conlleva un exceso de altura. Nunca me planteé este hecho ni lo contrasté hasta que hace unos meses conocí a una mujer con dos niños cuya corta estatura para lo que consideraba correcto en sus edades me sorprendió y me instó a reflexionar. He buscado y encontrado casos similares. Tal vez esto dé igual y no sirva de nada, tal vez juegue algún papel en los problemas actuales de las articulaciones y huesos. Tal vez...

La leche de vaca, en la mayoría de los casos, ofrece todo lo contrario a lo que la gente trata de evitar con su ingesta: la osteoporosis. Existe una cosa llamada “función metabólica del sistema esquelético”. Nuestro esqueleto es nuestra principal reserva de minerales, especialmente de calcio y fósforo. El calcio se recambia del hueso a cada minuto en un 20% mediante la función de hormonas diversas. Contrariamente a lo que mucha gente de a pie considera, el hueso es un tejido vivo, constituido por células y sustancia intercelular. Lo más dominante en él es dicha sustancia intercelular calcificada por impregnación de sales de fosfato cálcico, creando la matriz ósea (dureza y rigidez del hueso).

Los productos animales poseen diversos ácidos como el fosfórico, el sulfúrico y el úrico por lo que para su ingesta es necesaria una reacción metabólica ácida. Nosotros para mantener la homeostasis necesitamos un ph. alcalino por lo que, tras la ingesta de productos animales, nuestro organismo intenta neutralizar los ácidos haciendo uso de reservas alcalinas como el calcio. A mayor consumo de lácteos, mayor osteoporosis y mayor cantidad de calcio en la orina. A menor consumo de lácteos, menos ingesta de proteínas animales y por tanto, menos osteoporosis pues nuestro cuerpo no sobreexplota a los huesos.

Las cataratas y la diabetes las interrelacionan con la leche de vaca, así como la irritabilidad, problemas cardiovasculares, depresión, gases, dolores de cabeza, sinusitis, asma, eczemas, mala absorción de nutrientes, etc.

Existen muchas alternativas para un bebé que no puede lactar o tomar leche humana a mi parecer más válidas que ingerir leches animales o artificiales. Estas pueden ser la ingesta de zumos de frutas maduras y dulces recién hechas y diluidos en agua desde un cuarto a un cincuenta por ciento. Esta sería la opción que yo tomaría así como la ingesta de agua de coco diluida al 60% en agua al principio para ser pura más adelante. Cuando el niño fuese más mayorcito, le daría algunas veces leche de frutos secos crudos y pelados (naturales, sin salar ni edulcorar) preferentemente de chufa y almendra diluidos en un 25%. Para realizarlas, basta con poner durante al menos una noche los frutos pelados de su cáscara dura externa en agua de manantial (no del grifo que tiene cloro ni embotellada pues tiene química) hasta que las recubra por completo para seguidamente triturar o batir todo y luego colarlo. Ésta sería la leche base dispuesta a ser diluida después. Otras veces le daría tahín diluido (crema de sésamo crudo) al 80-50% de agua, según la edad. Otra alternativa son las leches vegetales realizadas con germinados triturados y agua, muy beneficiosas para las primeras semanas de vida. Para ello has de germinar semillas diversas como la de alfalfa, lino, girasol, etc. y luego batirlas en la batidora hasta que quede lo más fino posible para seguidamente colarlas y diluirlas en agua al 50%. En la germinación la semilla suele ir eliminando sustancias nocivas (pesticidas naturales) por lo que resulta importante aclarar constantemente estos preparados mientras se elaboran. Ambas cosas se las ofrecería a temperatura ambiente. No las calentaría y la fruta, antes de sacar su zumo, la pondría un rato al sol si es invierno. No conviene dárselos fríos pues probablemente fermentarían luego en sus estómagos. Como puedes ver, existen diversas alternativas mucho más saludables que la ingesta de leches de cabra o vaca.

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