Sacado de: “El Sueño de Anami” Capítulo 4, Parte I -Ninse- (Incompleto)

Cuando Ninse se despertó, no recordaba nada de la noche anterior ni reconocía el lugar. Observó las ropas femeninas que llevaba puestas y se asustó muchísimo de lo que podía haber estado haciendo borracho. No podía ni imaginarse nada de lo que había pasado. Había una inmensa laguna en su cabeza que no le permitía recordar. Lo único que recordaba era haberle pedido en un encuentro casual a su exnovia que bebiese con él aquella botella de chella que acababa de comprar, frustrado con sus recuerdos tras haberla visto unos pocos días antes besándose en la boca muy pasionalmente con otro Gonu. Ella estaba en su derecho y en respeto hacia él pues dejó la relación ocho meses antes, pero él seguía sin poderlo aceptar por completo. No comprendía cómo, después de haber intimado tanto, ella no quisiese trabajarse sus problemas e inseguridades con él. Ninse no veía mucho sentido a los cambios de pareja ante las dificultades, sino que confiaba más en crecer y crecer en intimidad y confianza siempre con la misma pareja con el fin de conocerse a sí mismo, mostrarse cada vez más sincero y perfeccionarse como Gonu. De hecho, para él el principal sentido de una relación de pareja era ese: crear un marco apropiado en el que ambos se pudiesen abrir en confianza más y más, aflorando y expresando plenamente sus miedos, dudas e inseguridades para podérselas trabajar y transmutar, siempre con la confianza de que al mostrarse cada uno tal cual es y bajo un compromiso mutuo de apoyo y permanencia basado en el amor, la privacidad y la amistad, podrían ambos mejorarse como Gonus, comprender el sentido de la vida y el funcionamiento de todos sus seres y llegar juntos a la unión completa con la creación, expandiendo su amor a la totalidad. Por ello, la separación con su novia le descolocó y sorprendió tanto que le dejó un muy amargo sabor de boca de abandono y una pequeña esperanza de volver a estar juntos. Para Ninse seguía sin ser concebible una separación. Hasta que la vio el otro día besándose con aquel despampanante Gonu. Entonces, todas sus esperanzas se truncaron llevándole a la desesperación. A parte de a un muy dolorido orgullo. Más aún cuando él no veía que el amor entre su exnovia y él hubiese decaído, cuando sentía que el amor seguía ahí. Iba en contra de su carácter pues su lema era crecer y crecer en el amor, no decrecer. Unión, no separación. Por eso, ahora creyó que ella amaba al otro más aún de lo que le había amado a él, no que ahora le amase a él menos que antes. Ese sentimiento le dolía en el corazón y en el orgullo y quiso vengarse haciéndola ver todo lo que él estaba sufriendo, queriéndola transmitir un loco mensaje de culpabilidad. Y por ello la invitó a beber junto con él aquella botella de chella como una despedida de los dos y de la manifestación del amor mutuo que sentían. Ella, al principio, no quería pero tras charlar un rato con él y sentirse ridículamente culpable de su dolor, accedió siempre muy sorprendida de que él bebiese chella, algo que nunca había visto antes. Ninse, en un momento de borrachera, volvió a ofrecerla el volver a estar juntos e incluso el compromiso de que en momentos de conflicto y desarmonía, ella sería siempre la que tomase la decisión a seguir por ambos, a pesar de saber que una relación sólo puede sobrevivir sanamente cuando este compromiso se toma en un momento de armonía, muy fiel y seriamente por ambos, decidiendo en ese momento y en mutuo acuerdo cuál de los dos tiene más consciencia y por tanto, cual será el que siempre dirija en momentos de desarmonía terminando de este modo dicha. Ninse sabía, al igual que su exnovia, que él era más consciente que ella pero estaba dispuesto a retrasar la unidad completa ofreciéndole a ella el timón si con ello podía salvar sus apegos hacia su amada y a sus principios e ideales.

Ella se ofendió grandemente ante esta propuesta que por un lado le pareció prepotente y por otro, inapropiada y fuera de lugar, pues consideraba que ya le había dejado más que claro hace ocho meses que no volverían a estar juntos. Su ofensa fue grande y por ello, tras haberse bebido juntos media botella de chella y justo después de que Ninse la hiciese su propuesta, llamó por teléfono muy alterada a su nuevo amante para que viniese a buscarla y rescatarla de las garras de Ninse. Él apareció raudamente y, tras un ligero y agresivo cacareo con Ninse, se la llevó dejándole a él sólo y lleno de desesperación, tirado en un parque.